Why Bay Area Group Stop AI Thinks Artificial Intelligence Will Kill Us All
The group behind all those flyers wants you to think about AI doom, tech power, and human extinction.
Inquilinxs de 2341 Valley Street, un edificio de 41 unidades en Uptown Oakland, están luchando en contra de condiciones deplorables, un propietario ausente y la burocracia de la ciudad. Pero no se han dado por vencidxs.
Traducido por Carlos Hernandez
Cuando BeeBee, empleadx civil de 35 años, se mudó a un departamento en 2341 Valley Street en 2021, le sorprendió que la calefacción no funcionara, a pesar de haberse promocionado como una unidad recientemente renovada.
El departamento es una de las 41 unidades en un edificio deteriorado ubicado detrás del Koreana Plaza Market, justo al lado de la 24th Street en Uptown Oakland. A lxs desarrolladorxs inmobiliarios les gusta llamar al área “Koreatown Northgate District”, abreviado como “Kono”. En el sitio web del edificio, la empresa administradora BLVD Residential describe la propiedad como una que tiene “servicios de última generación, áreas meticulosamente cuidadas y un equipo dedicado”.
Eso no fue lo que BeeBee encontró. Se había mudado de un edificio sin calefacción a otro igual — una situación mucho más común de lo esperado para lxs inquilinxs de Oakland. Después de hablar con sus vecinxs, descubrió un hecho asombroso: algunxs residentes de Valley Street le contaron que habían vivido sin calefacción por más de una década.
No sabía entonces que esas conversaciones derivarían en una lucha constante de todo el edificio por el derecho a obtener calefacción y reparaciones.
BeeBee, que se identifica por este apodo, notificó de inmediato a su propietarix sobre el problema con la calefacción y presentó una petición de inquilino por medio del Rent Adjustment Program (RAP) (Programa de Ajustes del Alquiler en español), solicitando un descuento en su renta por falta de servicio. RAP es un programa del gobierno local que se encarga de mediar disputas entre inquilinxs y propietarixs.
Pero ese fue solo el comienzo. Poco después, lxs inquilinxs del edificio se organizaron y enviaron una carta a su propietario, Byong Yu, exigiendo reparaciones para sus unidades. Al no obtener respuesta, presentaron colectivamente peticiones de RAP a la ciudad. Finalmente, obtuvieron una respuesta: se obligó al administrador del edificio a reunirse en una asamblea vecinal con lxs residentes.
“Yo nunca creí que era activista, para nada,” dijo Darrel Thigpen, un inquilino de largo plazo. “Estuve muy orgulloso de mí mismo. En la asamblea vecinal fui la cara y la voz de nuestro edificio y nos di ánimos para hablar en contra [del administrador], y lo hicimos.”
Para gran disgusto de lxs inquilinxs, cuando llegó la hora de la asamblea vecinal, el administrador del edificio se fue de la reunión después de solo cinco minutos.
Conocí a BeeBee y a otrxs residentes de Valley Street por medio de mi trabajo con Tenant and Neighborhood Councils (TANC) (Consejos de Inquilinxs y Vecindades en español), que eventualmente apoyó a lxs inquilinxs que se organizaron en el edificio. Esta experiencia me ha conmovido y me lleva a preguntarme: ¿con cuántxs propietarixs, administradores de edificios y peticiones de la ciudad tienen que lidiar lxs inquilinxs para obtener reparaciones básicas en Oakland? Lxs residentes de Valley Street aún esperan una respuesta. A septiembre de 2025, ninguna de las unidades ocupadas tiene un sistema de calefacción operativo y al menos a una se le ha retirado el calentador por completo.
A pesar de vivir más de una década sin calefacción, lxs inquilinxs de Valley Street dicen que las cosas se hicieron insoportables después de que BLVD Residential tomó posesión de la propiedad a finales de 2021, especialmente cuando la administradora anterior dejó su puesto y no fue reemplazada.
Poco después comenzó a acumularse basura alrededor del complejo y las plagas se convirtieron en un problema recurrente. Los edificios con más de 15 unidades están legalmente obligadxs a tener una persona administradora residencial para cuidar el inmueble, de acuerdo con el Código Cívico de California (Título 25, Sección 42). Desde entonces, lxs inquilinxs han reportado problemas adicionales como moho y goteos recurrentes.
La Corriente contactó a BLVD para solicitar declaraciones sobre estos problemas. BLVD no dio ningún comentario, aunque señaló que la persona administradora regional que atendió las audiencias de RAP y las asambleas vecinales ya no trabaja para ellxs.
Darrel dijo que la falta de calefacción desde 2012 no fue lo que lo quebró —fue la invasión de cucarachas.
“Cuando llegué del Midwest simplemente asumí que era normal no tener calefacción. Para mí fueron los insectos y roedores los que siempre me molestaban, y mi cuenta de electricidad,” dijo Darrel. “Porque en esos días fríos se disparaban nuestros calentadores eléctricos.”
Tanto el edificio como el Koreana Plaza Market a un costado son propiedad de Byong Yu, quien es dueño de un portafolio considerable de inmuebles en el Este de la Bahía y cerca de Sacramento.
Yu, empresario que asegura haber hecho su propia fortuna tras muchos sacrificios, le compró KP Market a su hermana en 1989. En 2021 adquirió inmuebles adicionales valorados en más de $29 millones de dólares. En 2024 donó $10,000 a la campaña para revocar a Pamela Price, según KQED. Mientras tanto, su inmueble de Valley Street quedó en abandono.
En una entrevista con Comstock’s Magazine en 2018, dijo que al comenzar un nuevo negocio “[tengo] que estar dispuesto a sacrificar lo que sea para lograrlo. Eso es lo más difícil.” Desde el punto de vista de lxs inquilinxs, Yu no es más que un especulador inmobiliario esquivo. Parece que hay otrxs que se están sacrificando.
La Corriente también contactó a Yu para pedirle un comentario, pero no recibió respuesta.
Cuando Darrel vio que se realizaban renovaciones en el supermercado de Yu —como la instalación de un cerco alrededor del estacionamiento— mientras persistían graves problemas de mantenimiento en Valley Street, se dio cuenta de que su situación no era correcta. Pero al mismo tiempo, el bajo costo del alquiler le ofrecía una oportunidad que no podía rechazar.
“Me permitió quedarme en Oakland y experimentar con mi carrera, mis metas personales y todo,” comentó.
La especulación con el aumento desmedido de alquileres en toda el Área de la Bahía durante la última década significa que muchxs habitantes de este edificio —y en toda la Bahía— han decidido quedarse quietxs y en su lugar. Y esto, pese a los problemas constantes de mantenimiento provocados por propietarixs, quienes prefieren ahorrarse dinero y tratar sus inmuebles como inversiones especulativas en vez de ser hogares.
Buscando apoyo para lidiar con la gerencia ausente, Darrel y su vecina Irena M. (quien prefirió no compartir su nombre completo) se unieron al sindicato de inquilinxs local, TANC. TANC se enfoca en ayudar a organizar a lxs inquilinxs en temas de habitabilidad y en formar asociaciones que se conecten en toda el Área de la Bahía.
Con la ayuda de TANC, Darrel e Irena empezaron a organizar su edificio, realizando reuniones regulares para ver cómo aplicar presión al propietario para hacer reparaciones. Se reunieron y escucharon las penas de sus vecinxs, recopilaron una lista de demandas y las escribieron en una carta a Yu y BLVD. Después de enviar sus demandas colectivas, algunxs inquilinxs incluso dejaron de pagar renta y eventualmente la gran mayoría presentó una petición colectiva a RAP.
Pero asumir la confianza necesaria para enfrentarse al propietario no sucedió de un día para el otro.
“Lo que TANC hizo para nosotrxs fue motivarnos como líderes de nuestro edificio,” dijo Darrel. “Nos tomó tanto tiempo porque pensábamos que estábamos solxs, y cuando íbamos a las reuniones de TANC y escuchábamos los problemas y las historias de otros edificios…”
“Eso fue emocionante,” intervino Irena.
“Prendió un fuego aquí,” Darrel apuntó a su corazón. “No somos el único edificio que lxs propietarixs abusan —y eso no está bien. No sabía que esto era tan común.”
Recibir apoyo y compartir consejos con otrxs inquilinxs organizadxs fue clave para fortalecer su confianza.
Melvis, 58, otro inquilinos del edificio que prefirió usar su apodo, dijo que la experiencia del sindicato layudó a lxs inquilinxs a mantenerse enfocadxs y bien direccionadxs. Cuando el edificio empezó a tener reuniones regulares, decidieron tomar el nombre de Valley Street Tenant Council.
“TANC se presentó a la hora correcta, en el momento correcto,” dijo Melvis. “No sabíamos qué hacer. De otra manera quizá no estaríamos aquí. Quizá ya estuviéramos fuera.”
En noviembre de 2022, Valley Street Tenant Council envió seis cartas exigiendo reparaciones sencillas dirigidas a Yu y BLVD: no recibieron ni una respuesta. Decidieron aumentar la presión con el apoyo y los recursos de TANC y se manifestaron frente al supermercado de Yu, y colectivamente archivaron peticiones con el consejo de RAP en Oakland en 2023. A lo largo de esta lucha, algunxs inquilinxs incluso decidieron dejar de pagar su renta para poner más presión a Yu. Ahora, con 16 peticiones archivadas y consolidadas en un solo caso por la ciudad, esperaban que algo cambiara.
El consejo de RAP está al servicio de propietarixs e inquilinxs que pueden archivar peticiones que resultan en asesoría o mediación por unx oficial de audiencias. Lxs inquilinxs pueden pedir una reducción de alquiler en base a disminución de servicios, violaciones de código o aumentos de alquiler incorrectamente archivados. Del mismo modo, propietarixs pueden usar el programa para pedir aumentos de renta más allá de lo permitido.
BeeBee, desde el 2021, ya había tenido éxito en archivar una petición individual y ha recibido una reducción de su alquiler por un tiempo indefinido, lo que sigue en efecto hasta el día de hoy.
Las reducciones de renta que se ganan por el proceso de RAP teóricamente incentivan a lxs propietarixs a realizar reparaciones. Pero en realidad, no hay garantía de que se hagan. Y cuando se trata de reparaciones básicas, una pequeña reducción del alquiler apenas se percibe como una victoria.
Durante el proceso de RAP aumentó la tensión cuando la gerencia del edificio señaló que lxs inquilinxs tendrían que desalojar el edificio para que la empresa pudiera realizar reparaciones extensivas. Con un historial de falta de comunicación y olvido por parte de BLVD, lxs inquilinxs se quedaron con la duda de qué les pasaría si dejaban sus hogares. ¿Les permitirían regresar? ¿Les ayudaría la ciudad a asegurar y aplicar su derecho de retornar a sus casas?
Hubo dos audiencias de RAP con lxs inquilinxs de Valley: primero el 4 de diciembre de 2023 y luego el 26 de febrero de 2024. No se presentó ningúnx representante del lado del propietario a la primera audiencia. Sin su presencia, la audiencia hubiera favorecido a lxs inquilinxs. Pero para la sorpresa de lxs inquilinxs, una administradora regional de BLVD Residential se presentó en la segunda audiencia.
Durante esta audiencia, la representación de BLVD comentó a la oficial de audiencia de RAP, Linda Moroz, que había publicado 33 acuerdos de negociación de desalojo en las puertas de lxs inquilinxs en mayo de 2023 e insistió en que lxs inquilinxs tenían que mudarse voluntariamente para que pudieran realizar reparaciones significativas. De acuerdo con el documento de la audiencia de RAP, titulado “Orden y Caso” y compartido con La Corriente, esta fue la primera vez que lxs inquilinxs oían algo sobre tener que salir por las reparaciones. A lo largo de toda la audiencia, BLVD nunca especificó cuáles eran las reparaciones ni cuándo estimaban completarlas, y tampoco compartieron permisos o evidencia de las mismas.
Lxs inquilinxs interpretaron las cosas de otra manera. Entendieron que estos avisos realmente eran amenazas informales de desalojo. Después de que la gerencia no diera seguimiento con las reparaciones, los permisos, o una oferta de dinero por llaves, lxs inquilinxs empezaron a creer que la administración estaba abusando de la ilusión de realizar mejoras como una forma de sacarlxs de sus hogares.
Ante estas interpretaciones divergentes, la oficial de audiencia de RAP decidió abrir un diálogo: Moroz ordenó la realización de un foro público que se llevaría a cabo en los siguientes 30 días y que comunicara claramente el propósito detrás de estos 33 avisos de desalojo y el proceso de negociación.
“Supuestamente BLVD lo iba a organizar, pero supimos desde un comienzo que nosotrxs deberíamos coordinarlo,” dijo Irena, refiriéndose a la renuencia de la administración a actuar.
Con la ayuda de su capítulo de TANC, lxs inquilinxs organizaron la reunión en un espacio comunitario. Como la mayoría de lxs inquilinxs son hispanohablantes, contrataron intérpretes y compraron una cena usando fondos del sindicato. Prepararon una orden del día para discutir cambios en la administración y expectativas más allá de las logísticas de la negociación de desalojo, y colgaron carteles con fotos de sus condiciones de vivienda en las paredes.
Carteles preparados por lxs inquilinxs de Valley Street y organizadorxs de TANC para el foro público entre inquilinxs y administración, obligado por el proceso RAP. (Cecelia Shaw)
La administradora de BLVD, que ya no trabaja ahí, se sorprendió al ver el cuarto lleno de inquilinxs y organizadorxs de TANC junto a dos representantes del Departamento de Vivienda y Desarrollo de la ciudad. No quería escuchar nada de las penas de lxs inquilinxs ni quería negociar: estaba ahí para conversar acerca del proceso de mudanza.
Después de cinco minutos de la reunión, la administradora se fue del cuarto. Reclamó que le iba a marcar al verdadero administrador, pero se fue sin decir más, en medio del testimonio de un inquilino, y jamás se presentó de nuevo. Desde ese entonces, no se ha presentado ningunx otrx supuesto administrador.
“Cuando ella se fue, comprobó nuestro punto ante la ciudad,” dijo Darrel, refiriéndose a su falta de compromiso en comunicarse con lxs inquilinxs.
Aun sin la presencia de la administradora, lxs inquilinxs compartieron sus testimonios. Muchxs en el cuarto se sintieron inquietxs pensando en cómo dar adelante sin la presencia de BLVD. Contando solo con la presencia de las representantes de la ciudad, Kelly Hoffman y Corean Todd, todxs discutieron negociaciones de mudanza.
Lxs inquilinxs hicieron preguntas duras y la ciudad les dio respuestas difíciles. Si aceptaban mudarse, sería casi imposible asegurar que pudieran regresar y pagar la misma renta dentro de un plazo razonable, ni mucho menos garantizar su retorno a sus hogares. Cualquier retraso con lxs contratistas podría demorar las reparaciones y prevenir que el propietario les dejara regresar.
Los servicios de reubicación temporales ofrecidos por la ciudad de Oakland solo podían garantizar $7,000 para departamentos de una recámara (más $2500 por hijxs, personas con discapacidades, o mayores de edad) y no más que un depósito y dos meses de renta al valor de mercado. Pagos más allá de eso requerirían negociaciones con el propietario ausente. Buscar un lugar temporal donde quedarse sería responsabilidad de lxs inquilinxs. Después de que se realicen las reparaciones, sería responsabilidad del propietario comunicarse con lxs inquilinxs desplazadxs para informarles si existe la opción de regresar. A nadie le gustó oír eso.
“Se cree en buena fe que tendremos comunicación consistente y clara. Históricamente no hemos tenido eso para nada,” dijo Irena en el foro público. Ella quería saber quién de la ciudad podría hacer cumplir esa comunicación —o acción— del propietario.
Para lxs inquilinxs, regresar a sus departamentos con protección de renta después de reparaciones extensivas e inversión en un edificio decrépito parecía una jugada arriesgada. Simplemente no se podían imaginar que todos esos factores se alinearan en su favor. El proceso asume que lxs actorxs actúan en buena fe (en particular administradorxs y propietarixs) y no se puede hacer cumplir a fuerza por la ciudad.
Hoy en día, los registros públicos de Oakland indican que los casos de RAP de Valley Street están cerrados y no se han archivado permisos de construcción por parte de BLVD. Lxs inquilinxs aún no han visto mucho movimiento por parte de la administración, pero dicen que sienten que ellxs mismxs han actuado con dignidad.
“Siento que alzamos la voz por algo, y que luchamos por ello. Y la ciudad estuvo ahí, y la administración estuvo ahí. Entonces, para mí, yo siento que cumplí algo como activista,” dijo Darrel acerca del foro público.
BeeBee también opinó que la organización de lxs inquilinxs dejó un impacto.
“Afectó a lxs inquilinxs, lxs trabajadorxs y la comunidad. Me topo con gente que hasta el momento no va de compras en KP, por lo que leyeron en el periódico Oaklandside o por [las manifestaciones] que vieron en KP,” dijo.
Aunque BLVD Residential no proporcionó ningún comentario para esta historia, sí informó a La Corriente que la administradora regional que atendió al foro público ya no trabaja para ellxs.
En cuanto a unx nuevx gerente, BeeBee dice: “Lo tengo que ver para creer.”
La actividad de lxs inquilinxs ahora es más lenta, pero varixs mencionaron que les gustaría reunirse de nuevo. Algúnxs sugirieron un desayuno de pancakes, otrxs nada más se quieren reunir y otrxs incluso les gustaría manifestarse enfrente del supermercado de Yu otra vez. Mientras navegan las contradicciones del carácter especulativo del lugar que llaman hogar, aún hay un consenso claro entre todxs ellxs: la lucha por una vivienda digna no ha terminado.